La asunción de la normatividad interna y externa desde la oficina de control interno de gestión es esencial para garantizar el buen funcionamiento y la transparencia en las actividades de nuestra institución. En primer lugar, la normatividad interna, como políticas, acuerdos y resoluciones de caracter interno, proporciona pautas claras y coherentes para el personal, lo que facilita la ejecución de tareas y procesos de manera eficiente y eficaz. Además, el cumplimiento de estas normas internas promueve la cohesión y la alineación de los objetivos institucionales.
Por otro lado, la observancia de la normatividad externa, como leyes, regulaciones y estándares gubernamentales, son fundamentales para garantizar el cumplimiento legal y la rendición de cuentas. Ignorar la normatividad externa puede resultar en sanciones legales, multas y daños a la reputación de la institución. En última instancia, la combinación de ambas normativas, interna y externa, contribuye a fortalecer la integridad y la confiabilidad de la oficina de control interno de gestión, asegurando que se gestionen los recursos y se tomen decisiones de manera ética y responsable.