La casa fue construida recién pasado el terremoto que sufrió la ciudad de Pamplona en 1.644 y siempre se le ha tenido como casa patrimonial de la Familia Villamizar entre cuyos personajes se encuentran don Juan Antonio de Villamizar y Peña, esposo de Doña María Águeda Gallardo Guerrero.
Dice el historiador Luis Eduardo Páez Courvel en su obra “Precursores, Mártires y Próceres santandereanos en la Independencia de Colombia” que en la residencia de doña Águeda Gallardo comenzaron a realizarse tertulias, cuyo tema central era La Independencia. También lo corrobora don Luis Febres Cordero en su libro: “Del Antiguo Cúcuta”.
Los criollos residentes en nuestra ciudad comenzaron a leer y a discutir en esas reuniones “Los Derechos del Hombre y del Ciudadano” y el “Contrato Social” de Roseau, documentos que había dejado intencionalmente el general Antonio Nariño en la residencia de un hermano de doña Águeda.
En dicha casa sucedieron hechos memorables para la vida política no solo de Pamplona, sino de Colombia, pues en esa mansión se celebraron homenajes a los principales visitantes que llegaron a la ciudad durante la época de la Colonia y gran parte de la República. Es allí donde se celebró la boda de un tío de Don Antonio Nariño, de nombre Juan Nepomuceno Álvarez Del Casal y de Doña Nepomucena Villamizar Gallardo, hija de Doña Águeda Gallardo.
Esta casa fue centro de tertulias políticas previas a la independencia también se reunió el grupo conspirador que planteó el golpe para dar el PRIMER GRITO DE INDEPENDENCIA DE COLOMBIA, el 4 de julio de 1.810.
La importancia patrimonial de la casa Águeda Gallardo de Villamizar, no solo está determinada por los valores arquitectónicos intrínsecos, sino por el hecho de haber estado su propietaria asociada al desarrollo de la gesta libertadora.